¿Por qué cuesta tanto cuando en realidad no hay que pagar por ello?
O quizá sí… porque se necesita tiempo y el tiempo es impagable.
Y se necesitan ganas y no siempre se tienen
A veces, podemos elegir cuándo y cómo escuchamos.
Y decidir hacerlo de verdad, sin juicios, sin ir anotando mentalmente nuestras propias respuestas, tan sólo por dar a la otra persona la posibilidad de hablar, de comunicarse, de expresarse.
¡Y que poco tiempo le dedicamos! Parece que siempre hubiera algo más importante que hacer…
O elegimos no escuchar, porque no interesa, porque compromete.
Escuchar de manera proactiva, con la intención de entender, de desaprender para aprender, de conocer, sin juicios, sin prejuicios, con la mente abierta.
Ser valientes para escuchar lo que tengan que decirnos aquellos a los se elige escuchar y saber detectar a quien no merece la pena escuchar porque sólo tiene palabras vacías o al revés, llenas, pero de mentiras.
Y escuchar te permite admirar la capacidad de la otra persona de abrirse, de confiar. Y respetar, siempre respetar.
¡Quién no ha escuchado silencios que dicen tanto!
Y sonidos que enamoran, relajan y sanan.
Las olas del mar, el viento, la lluvia contra el cristal.
Escuchar risas que contagian y llantos que estremecen.
Respiraciones que tranquilizan
Palabras que incomodan o que reconfortan
Música que parece especialmente cantada para ti, en cada momento de tu vida.
Noticias que alegran o destruyen creando cicatrices en el alma
Y está quien hace de escuchar su profesión. A quienes se acude para sentirnos escuchados.
O amigos/as de verdad, que se preocupan por escuchar sin juzgar, sólo para apoyar. Y escuchan una y mil veces, aunque te repitas porque no se cansan de escuchar. Tienen también la capacidad de escuchar sin oír, y detectan lo que hay detrás de las no palabras. Un verdadero regalo.
Escuchar con otros sentidos: piel con piel, aromas, sonidos que también hablan.
Y escucharse a uno mismo. Para conocerse, para mimarse, para entenderse y aceptarse. Para amarse.
Escuchar a quien se desea conocer pues se conoce más escuchando a la persona que escuchando a quien habla de ella.
Escuchar para ayudar pues sólo escuchando ya ayudas.
Cerrar los ojos para escuchar más allá de las palabras.
Y hay tanto que se dice con los silencios, con las manos y con la mirada que muchas veces no son necesarias las palabras…
“Saber escuchar es más que tener la capacidad de oír las palabras de los demás. Es, principalmente, poseer la capacidad de dejar de oír nuestras propias palabras” David Fischman
Carlos
febrero 15, 2021Ana, que bueno seria un master en escuchologia, nos enseñaría a aprender como manejar situaciones en que se espera que solamente escuchemos y demos apoyo desde el silencio.
A veces es mejor un silencio que mil palabras.
Ana Pérez Pérez
febrero 16, 2021Carlos, completamente de acuerdo contigo. Sería un gran experimento que alguien hablara (con palabras, con gestos y con silencios) y que varias personas escucharan y luego cada una de ellas dijera qué ha oído. Gracias por escucharme.
Carmen Perez
febrero 15, 2021Como me gusta esa filosofia de vida. Que difícil es muchas veces encontrar a alguien que te escuche . Sin consejos ni reproches. Que difícil es pararse en este mundo convulso a escucharte a ti misma. Gracias por escribir tan bien
Ana Pérez Pérez
febrero 16, 2021Muchas gracias por leerme. Cuando lo haces «me estás escuchando»