Vamos a partir de una realidad incuestionable…. Cada persona es única. Y, por lo tanto, diferente.
Como somos tantos millones de personas en el mundo, seguro que muchas coincidiremos en muchas cosas: en edad, en nombres y apellidos, estudios….
Pero nuestra forma de ser, carácter, habilidades, y sobre todo, nuestras experiencias, son diferentes porque hay millones de combinaciones.
Y no hay un libro de instrucciones. Bueno… Hay muchos libros de instrucciones que hablan de la complejidad del ser humano, de nuestra forma de pensar, de nuestro cerebro, de nuestras emociones, de lo que nos motiva… pero para ello tenemos que saber cómo es cada persona y realmente sólo sabemos de cada persona lo que cada una está dispuesta a mostrar, que es una parte pequeñísima.
A las ya indicadas se suma la actitud de la persona, sus creencias, las influencias que recibe, el nivel de confianza, la resistencia al cambio, su estado anímico.
No conocemos su mochila, ni sus reacciones ante diferentes estímulos, ni la complejidad de su entorno, ni sus cicatrices.
Y esto es apasionante…
Y desconcertante…
Porque cuando adquirimos impresoras, ordenadores… vienen con un libro de instrucciones y si algo falla, podemos ir al libro y buscar cómo resolverlo, o en su caso, llamar al equipo de mantenimiento…
Pero, cuando contratamos personas, el equipo de mantenimiento es el departamento de Recursos Humanos. Y tenemos muchos libros y conocimientos y experiencia, pero hay muchas variables a tener en cuenta.
Por eso gestionar personas requiere de vocación y de pasión. Hay algunas claves importantes a tener siempre en cuenta: escucha activa, mente abierta limpia de prejuicios, vocación de servicio, de ayuda, respeto, empatía y tiempo…
Tiempo para escuchar, para analizar, para gestionar.
Tiempo en exclusiva, donde nos abstraigamos de otras funciones, de otras urgencias… Tiempo de calidad.
Elemento esencial es la experiencia, pero sin caer en el error de aplicar a situaciones parecidas soluciones parecidas… pues son parecidas, no iguales.
Por eso, escuchar de manera activa, nunca juzgar y no imponer sino proponer soluciones tendiendo la mano, es una de las mejores soluciones.
Y, con todo ello, aceptar que, en ocasiones, a pesar de ocupar tiempo y poner mucho interés, no alcanzamos una solución satisfactoria.
Y humildad. Para reconocer cuándo se podría haber realizado alguna actuación diferente, cuándo hay aspectos de mejora.
Y resistencia a la frustración, cuando a pesar del trabajo realizado, del tiempo invertido, no se ha conseguido el mejor resultado, o, al menos, el resultado que nos hubiera gustado….
¿Es fácil?
“Cuando tratas con personas, recuerda que no estás tratando con criaturas de lógica, sino con criaturas de la emoción” Dale Carnegie
Ana
febrero 1, 2021Qué razón tienes.. todo esto se puede aplicar a cada persona de nuestro entorno, hij@s, amig@s,familia, vecin@s… Cada persona es un mundo y l@s que me rodean son maravillos@s pero casi imposible mantener un equilibrio placentero porque cada un@ lleva su mochila…Tienes un trabajo muy duro pero tú eres muy empática y profesional qué suerte tienen las personas que te tienen😍👏👏