Estos días son días de cambios, de expectativas, de incertidumbres, de retos todavía sin terminar de definir, de aprender mucho.
Son días de reuniones, de nuevos nombres y nuevas caras, de conocernos, de compartir.- Momentos de encuentros, de balance, pero también de proyectos, de ayer, de hoy y de mañana.-
Minutos, horas y días que se van añadiendo a nuestra mochila de vida.- Existen siempre, pero ahora son más intensos, o parecen serlo.- Parecen más importantes, más decisivos.- Volvemos a la casilla de salida.- Es otra casilla, otro empezar, otro conocer y que nos conozcan, otra convivencia, más personas, más experiencia.-
Puesta en juego de habilidades, de conocimientos y competencias.- Algo permanece: la esencia, lo que no cambia, lo que cada uno de nosotros somos y no queremos o podemos dejar de ser.- Eso que no se conoce al instante, que necesita tiempo.- Que quizá coincida o no con la primera impresión, esa que no es infalible pero en la que creemos, esa que depende de la actitud, de la libertad, de la confianza con la que nos acerquemos al conocimiento, pero que también carga con el histórico y suma prejuicios.
Y yo me he enfrentado a ello con la mente abierta, sin concesiones a los estereotipos, con la libertad que da el valorar la diversidad.- No llevar ideas concebidas ni esperar nada, ni ponerse caretas.-
Y finalmente obtenemos la primera impresión, la que puede consolidarse o la que dará paso a otras.- Y ha sido buena.- Como no podría ser cuando se mira a las personas con ojos limpios, sin juicios, con actitud positiva, como a iguales…
Y cuando me preguntaron por mi primera impresión sólo tuve dos palabras, sencillas pero enormes por su importancia: personas normales.-
¡qué gran oportunidad! ¡enorme experiencia!.-
Leave a reply