Es difícil poner por escrito lo que hoy deseo transmitir, y lo es porque, como acostumbro, trata de personas, de forma de hacer las cosas, de respeto, de intentar ponerse al otro lado del espejo y digo intentar porque al final no conseguimos traspasarlo del todo, sólo rozamos el cristal sin conseguir estar allí, al otro lado… Y quizá es lo mejor, quizá es una forma de defendernos, de cubrirnos, de evitar llegar a capas profundas en donde podamos ir dejando poso que se haga grande.-
Y es que hoy quiero reflexionar sobre la función más difícil de la gestión de Personas: cuando tenemos que finalizar relaciones, que es lo mismo, en la mayoría de los casos, que quebrar sueños, romper proyectos, desviar caminos.- Y cuánto más difícil es, cuando se deriva de palabras tan rimbombantes como estrategia, reestructuración, externalización, cuando poco o nada tiene que ver con el individuo, con su integración, con su recorrido….
No se nace sabiendo cómo pero tampoco se aprende en los libros por muchos cursos, talleres, master que se realicen.-
Sólo hay una clave: ponerse en su lugar, en el lugar del otro.- No olvidar nunca cómo nos gustaría ser tratados si él o ella fuera yo.-
Respetar los tiempos, los silencios y las palabras más altas. Escuchar mucho y hablar muy poco pues poco se puede decir y lo que se diga deben ser palabras sabias, se deben evitar las que hagan daño, las que restan, pero también las de consuelo, pues no somos quienes podemos consolar en ese momento.-
Siempre se debe evitar la mentira: si vamos a recomendar a la persona, si vamos a ayudarla digámoslo, si no…., evitemos decirlo.- Y no entremos en controversias ni en responder a sus acusaciones… Recordemos que es él/ella quien ese día pierde; poco o nada de lo que digamos tendrá sentido, realmente no nos escuchará, se está escuchando ella misma, necesita expresar su malestar o quizá su rabia o su decepción.- O quizá no exprese nada, porque no pueda….
Porque habrá despidos muy asépticos, sin llantos, sin recriminaciones pero que te marcarán por los silencios, por las miradas.- Y otros que te sorprenderán porque encerrarán ironía en quien no imaginabas o desesperación en quien suponías más entero.-
Sólo debes respetar a la persona, evitar interrupciones e incluso la presencia de otras personas, buscar un espacio cerrado donde pueda expresarse con palabras, con reproches, con silencios o con lágrimas.-
Respirar hondo antes de la llamada y más hondo cuando todo termine y guardar la experiencia para hacerlo mejor la próxima vez, porque la habrá, porque forma parte de nuestro trabajo, porque hay estrategias y reestructuraciones y amortizaciones y cambios y nosotros tenemos que apoyar esos objetivos y asegurarnos, siempre asegurarnos, de que tratamos a los demás como nos gustará, en el futuro, ser tratados.-
Y que nosotros lo pasamos mal pero en un rato, nuestro camino seguirá discurriendo igual, pero el camino de esa persona acaba de torcerse, para mejor o para peor, eso sólo el tiempo lo dirá…. Pero se ha torcido.-
“Sigue las tres R: Respeto por ti mismo.- Respeto por los demás. Responsabilidad por todas tus acciones” (Dalai Lama)
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