Has descubierto que no puedes bajar la guardia o quizá lo que has descubierto es que tienes un límite y que éste no siempre es el mismo.
Has descubierto que eres fuerte pero no siempre. Que tú eres a la vez tu mejor amigo y tu peor enemigo. Porque contigo no existen dobleces, no hay posturas creadas. Porque dentro de ti habitan muchos tú.
Porque hacía afuera sólo expones lo que quieres que los demás vean, porque no puedes permitir otras realidades. Pero tu otros tú de dentro, se enfadan y te devuelven la traición y entonces las colinas son enormes montañas y tú vas descalzas y crees que no puedes subirlas.
A lo mejor sólo estás cansada, y quizá no te duelan los pies sino el alma. Y quizá sea que hay heridas que no están sanadas con cicatrices aún no cerradas.
Has descubierto que no sabes explicar qué te pasa. Ahora que sabes que puedes, vacilas y vuelves a enturbiar tu mirada. Ahora que tienes proyectos y te reconcilias y te perdonas y estás en calma.
Has descubierto que eres frágil y eres fuerte. Que eres pura contradicción. Que hoy sabes lo que quieres y ayer no querías nada. Y no sabes qué querrás mañana.
Pero tengo un consejo que darte, que viene de la experiencia vivida. Comparte esos momentos, los de alegría y los de tristeza. Y compártelos con amig@s. Con quienes no forzarán cambios, no emitirán juicios. Estarán ahí si hablas o si callas. Estarán ahí sí coinciden contigo en tus opiniones u opinan lo opuesto a ti. Tendrás bellas discusiones de las que aprenderás mucho. Tendrás abrazos de los reales, de los que salen del corazón, de los que estrujan aunque no te rocen, de los que sanan…
Podrás ser tú. Podrás reír. Podrás llorar. Sólo hay algo que no podrás hacer: mentir. Y es así porque no necesitarás hacerlo. Porque podrás hablarlo todo o hablar sólo una parte. Porque no estás obligado. Porque serás libre y te sentirás libre de ser tú.
Te escucharán, te lanzarán mensajes positivos, respetarán tu forma de sentir, tus miedos, tus incertidumbres. Y cuando sea preciso te abrirán los ojos a otras realidades. Te harán ver lo que sólo mirabas y no apreciabas.
Un amig@ te querrá por cómo eres, no intentará cambiarte pero sí ayudarte. Puede que no le veas, pero le sentirás. Se comunicará contigo y no siempre con palabras. Habrá imágenes. Habrá silencios. Risas que nadie entiende. Entenderse sin palabras. Anticiparse.
Y mañana, otro día, cambiaréis las posiciones y escucharás y compartirás y estarás y devolverás un poquito de lo que recibes. Aunque la amistad no es un préstamo a devolver. Es compartir, dar y recibir con la mente abierta, sin dobleces, sin mentiras. Porque nadie obliga. Porque no se elige. Porque simplemente llega. Te sorprende. Es un regalo.
No vayas a buscarlos. No fuerces encontrarlos. Yo no los busqué. Y ahí descubrí la inmensa suerte que tengo. Y aunque a veces lo dudes, algo habrás hecho en tu vida para que la vida te devuelva personas así. Con esa generosidad. Con esa grandeza.
Gracias amig@s.
“Un amigo es alguien quien nos conoce, pero nos ama de todas formas.” Fr. Jerome Cummings
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