“As you sow, so shall you reap”
Se ha dicho, se dice y se dirá mucho sobre Comunicación. Y es así, porque son muchos los elementos que se entremezclan. Pero yo, hoy, sólo quiero hablar de 2 de ellos: el tiempo y la desnudez.
El tiempo es una variable importantísima. Y no hablo del atmosférico. Hablo del que no se puede comprar porque no se vende, del que es tan efímero que el ahora no existe. Y es por eso que es tan importante, porque para comunicarnos bien, necesitamos tiempo, para escuchar, para observar, para pensar y contestar y volver a empezar. Y este tiempo debe ser limpio, sin distracciones, sin prisas, sin calendario… Y hablo de esa Comunicación que debe ser pausada para que el que tenga que contar, cuente, para que los silencios también expresen, para que los gestos cobren su importancia.
Y además, debemos desnudarnos, pero sabiendo qué ropa, qué accesorios debemos quitarnos. No podemos comunicarnos si no nos despojamos de prejuicios, y estereotipos. Si no dejamos libre nuestro corazón de odios y rencores. Si no estamos realmente dispuestos a escuchar. Debemos eliminar lo superfluo, lo que no suma, lo que hiere, lo que ensombrece las miradas, lo que humilla y degrada, el daño gratuito, las expresiones mordaces, irónicas, con doble sentido.
Y a veces, es difícil, es complicado, porque nos comunicamos de distinta manera, verbal, gestual, escrita y en distintos entornos y nuestra desnudez debe ser diferente en cada contexto, en cada canal, con cada destinatario, lo que hace a la Comunicación un verdadero tetris. ¿Qué me pongo o que me quito? ¿Por qué puede ser la forma más adecuada en una negociación con trabajadores, o transmitir veracidad en un juzgado, o generar empatía en situaciones complicadas pero paralelamente puede ser percibida como imperativa o extremista si es escrita, o poco conciliadora y cabezota dependiendo del receptor?
He ahí el quid de la cuestión!!! Porque, como he dicho al principio son muchísimos los elementos que intervienen y muchísimo lo que hay que aprender sobre Comunicación y estará el artista que comunica fenomenal con sus canciones, con su danza, con sus pinturas o su escritura y que luego no sepa dirigirse adecuadamente a un auditorio de público o no sea capaz de mantener el ritmo de una negociación. Y el verdadero reto no está en saber cuál en nuestro punto débil, sino en nuestra actitud de querer aprender para que deje de ser débil.
Pero sin olvidarnos que siempre debemos mantener algo de ropa. No podemos quitarnos toda, pues en la Comunicación es fundamental quienes somos, nuestra esencia, nuestras vivencias y experiencias. No deben adulterar ni la emisión ni la recepción, pero si debemos condimentarla pues es indiscutible que debemos dejar nuestra huella, tenemos que dejarla, es más, la dejamos aunque no queramos. Y es bueno porque nos diferencia, porque nos hace unic@s
Y nos enriquece. Y no con dinero. Pues la comunicación nos aporta muchísimo: ganamos otros puntos de vista, otras vivencias, experiencias, historias que sumar a las nuestras. Más conocimiento, aprendizaje…
Pues sólo comunicándonos conocemos y nos conocen.
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